lunes, 7 de enero de 2013

El final de los finales

Aun recuerdo aquel día. Era gris y la lluvia se cernía sobre sus cuerpos empapados. Ella lloraba, él estaba cabizbajo. Olor a tierra mojada. Sus cuerpos distantes, sus miradas extrañas, sus sueños acabados. "Esto no funciona" así empezó el final. "¿No queda nada?" dolor en su mirada. "Quizás, pero no lo suficiente". Aguacero de emociones, lluvía sobre barro. Frío.

Sus cuerpos necesitaron una abrazo que jamás se produjo, sus miradas apagadas se cruzaron como nunca antes lo habían hecho, heladas y vacías de sentimientos, colmadas de lágrimas. 

Sus cuerpos se alejaron bañados por el aguacero, regados por el llanto de los cielos que rebosaba lágrimas en honor a su amor difunto. Cada uno por su senda, al igual que antes de encontrarse, al igual que antes de decidir compartirla y hacerla más amena. Fueron compañeros de viaje mientras sus ojos se buscaron, mientras sus respiraciones se coordinaron, mas todo es efímero en el reino del tiempo.

¿Esperanza? Es fácil perderla cuando las lágrimas no dejan ver la inmensidad del mundo, cuando el dolor ciega las posibilidades en esta angosta vida. Mas creer es obligatorio, ser valiente necesario, tener fortaleza indispensable. Quizás ellos se encuentren al final de uno de sus caminos, diferentes y nostálgicos, dispuestos a intentarlo de nuevo, mas con la madurez que otorga el paso del tiempo en los corazones humanos. 


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