lunes, 20 de agosto de 2012

El IV Reich alemán, un imperio financiero

Ya lo advirtieron muchos líderes políticos con anterioridad, desde los dirigentes franceses tras la Iª Guerra Mundial hasta los rusos tras la IIª Guerra Mundial: Alemania unificada y fuerte es la mayor amenaza de Europa, tanto para la propia Europa como para el resto del mundo.

Por su situación geográfica, Alemania siempre ha estado avocada a dominar para no ser dominada. Esto lo han tenido bastante claro los alemanes desde la unificación capitaneada por Prusia culminada en 1871. La joven Alemania de aquel entonces tuvo la suerte de ser comandada por una de las grandes mentes políticas de todos los tiempos: Otto von Bismarck, el Canciller de Hierro. Bismarck fue el primero que llevó a cabo eso de dominar para no ser dominado, si no que le pregunten al segundo imperio francés, que fue vapuleado por el ejército todavía prusiano, que llegó a las puertas de París. Bismarck, pese a esto, fue un político pragmático e inteligente, que era perfectamente consciente de que Alemania debía de ser fuerte, pero no a cualquier precio. Con su realpolitik Bismarck intentaba mantener un equilibrio en Europa, pero en ningún caso conseguir una clara, manifiesta y amenazante superioridad alemana en el Viejo Continente. El Canciller de Hierro buscaba preservar la unidad de Alemania y consolidarla como potencia, pero no imponerla al resto de Europa. 

Todo esto cambió con la destitución de Bismarck llevada a cabo por el Káiser Guillermo II. El joven emperador del II Reich alemán era más ambicioso y menos realista y prudente que Bismarck. Con él podríamos vislumbrar el comienzo de una saga de políticos alemanes muy dispares, pero que tienen ciertas afinidades y algo común por encima de todo: intentar imponer Alemania a Europa. El Káiser Guillermo II comenzó la weltpolitik, política mundial, por la cual Alemania empezaba a mirar menos su interior, el mantenimiento de sus fronteras y el statu quo, para meterse de lleno en una política imperialista y expansionista que desembocaría en la Gran Guerra. Por supuesto, esta actitud alemana no fue el único desencadenante de la guerra, ya que todos los países contendientes habían hecho méritos para que esta estallase, pero sin duda la desaparición del Canciller de Hierro, que mantenía el frágil equilibrio en Europa y en Alemania, fue determinante para que la guerra comenzase. Alemania fue derrotada como bien es sabido, y los franceses les impusieron unas sanciones de guerra durísimas con el objetivo de que Alemania no volviese a ser una amenaza.

Pero si algo tienen de admirable los alemanes es su ética de trabajo, gracias a la cual consiguieron de nuevo levantarse. Alemania consiguió volver a ser una potencia en Europa con esfuerzo y sacrificio, algo sin duda admirable. Pero Alemania nunca sabe quedarse ahí; en lugar de aprender de su pasado, de permanecer como una gran nación junto a otras grandes naciones europeas, buscó ser la gran nación de Europa. Alimentados por el odio a los franceses por las duras condiciones del Tratado de Versalles, y espoleados por el radical discurso ultrapatriota y antisemita de Adolf Hitler, Alemania volvió a embarcarse en la empresa de dominar Europa, otra vez mediante el uso de la fuerza. Como por todos es sabido, esta locura alemana, cuya cabeza fue Hitler, pero en la que la mayor parte del pueblo alemán participó gustoso hasta que las cosas comenzaron a torcerse, acabó con la mayor masacre de la historia de las guerras y con Europa destruida. El III Reich había sido derrotado, pero a costa de la vida de cincuenta millones de personas. Cincuenta millones de vidas le costó a la humanidad la ambición y la locura del pueblo alemán.

Tras la derrota en la IIª Guerra Mundial, Alemania fue dividida provisionalmente, y más tarde definitivamente, en gran parte por la insistencia de los rusos. El todavía dirigente de la URSS, el sanguinario Stalin, sabía que una Alemania unida volvería a ser, tarde o temprano, una amenaza, no solo para la URSS, sino para Europa entera. Esta postura de Stalin era compartida por los franceses, que habían vuelto a ser atacados e invadidos por los alemanes; pero no así por ingleses y estadounidenses, que tenían más miedo del comunismo que del resurgir de Alemania. EEUU y Gran Bretaña querían una Alemania unificada que hiciese de tapón contra la expansión del imperio rojo de Stalin por Europa. Finalmente también se unió a estadounidenses e ingleses Francia, por afinidad ideológica más que por convencimiento. Pero los aliados no fueron capaces de imponerse a Stalin, y Alemania quedó dividida. 

Tras el desplome del bloque comunista, y atendiendo a las viejas promesas, al clamor de los alemanes y al ruego de miles de personas en todo el mundo que, inconscientemente, pedían la reunificación de Alemania basada en ideales liberales y democráticos, Alemania volvió a ser una el 3 de octubre de 1990, lo que la convertía inmediatamente en gran potencia del mundo. Antes de la reunificación, la República Federal de Alemania (Alemania Occidental) ya había despuntado económicamente como potencia, pero con la restitución de todo el territorio alemán el potencial de la nación era incalculable. Y no tardaron en ponerlo en práctica los alemanes, pronto se colocaron a la cabeza económica de Europa y del mundo.

A día de hoy, 22 años después de aquello, Alemania vuelve a ser un despiadado y ambicioso Reich (imperio en alemán),y aunque esta vez no es un Reich militar, sino que es un Reich financiero, sigue haciendo temblar a toda Europa como lo hiciese el III Reich. Merkel y el mercado alemán dominan Europa con una facilidad pasmosa, influyendo de tal manera en la UE que bien podría decirse que es un órgano alemán para Europa en lugar de un órgano europeo para Europa. El otrora ejército alemán que utilizaba la blitzkrieg o guerra relámpago es ahora un batallón de enchaquetados canosos que infiltraron tras nuestras líneas económicas bombas de relojería financieras que han hundido la línea de resistencia económica del país. Por si fuera poco, tras la conquista silenciosa los alemanes han colocado a sus títeres en el gobierno de nuestro país, que obedecen a rajatabla lo que les marca esa UE germanizada, haciéndonos creer que aun somos soberanos en nuestra nación. Por último, los títeres del gobierno han instalado su Gestapo particular en los medios más afines a su causa, convirtiendo en una verdadera persecución mediática toda reacción popular a la dramática situación de ocupación económica que vivimos, siendo apoyados además por aquellos germanófilos que confunden ideales con obediencia ciega al partido que en teoría encarna dichos ideales, pese a que no sean más que marionetas en manos de la führer Ángela Merkel.

Seguramente muchos de los que lean estas líneas sean escépticos en cuanto a lo que he escrito y tilden de exageradas, e incluso radicales, las analogías que he hecho, pero lo que he escrito no es más que la realidad que vivimos, y no soy yo el primero que ha afirmado que nos encontramos inmersos en la IIIª Guerra Mundial, una guerra económica tan despiadada como las guerras militares, solo que la muerte en esta es más lenta, más agónica y menos visible. Y en esta guerra nos ha tocado ser la Checoslovaquia de 1938, aquella que fue sometida sin esfuerzos gracias a la permisividad de las otras potencias europeas, para regocijo de los ambiciosos alemanes. De nosotros depende dejar que nos encierren en los Auswitch y Mauthausen financieros o echarnos al monte de la economía y decir a los títeres del Reich en Madrid que el pueblo español no se somete, ni militar ni económicamente, a ninguna fuerza exterior. 

3 comentarios:

  1. Pues, económicamente, ya estamos sometidos, Pablo. El análisis no es, en absoluto, exagerado. Como bien dices, no eres el primero en señalar que nos encontramos ante una IIIªGuerra Mundial, sólo que ésta, dado su carácter económico, aniquila más lentamente. No sé, no sé si el error fue favorecer la reunificación alemana. Yo creo, como tú, que nuestros gobernantes no ayudan en la defensa de nuestra soberanía. Alemania, quizá sólo sea una pieza más del sistema. Un elemento importante del engranaje, que hace tiempo ha dejado de funcionar. A la postre, seremos víctimas propiciatorias del desastre final al que nos avocamos/avocan, pero Alemania no se salvará tampoco. Todos pereceremos, ya que si no se corrige el rumbo, desde luego, no vamos el camino de la salvación.
    Alemania ha conseguido lo que no consiguió Bismark con sus arriesgadas componendas políticas, ni Hitler con su locura expansionista de provinciano resentido. Casi ya, que nos anexionen, así podríamos participar en las próximas elecciones alemanas para elegir a los que nos gobiernan y disfrutar de las ventajas de ser alemán, que, sin duda, son unas cuantas. Lo que no me convence es lo del gobierno títere. Y ¡ha vuelto de vacaciones!¿Con qué desagradable sorpresa nos chafarán el próximo fin de semana?¿Con qué nuevas medidas de "austeridad" nos seguirán chafando la vida? Echarse al monte,¡ojalá! Contra los "rajoys", las "merkeles" y todos los perpetradores de este sistema cruel.

    Un abrazo.

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  2. Alineación o alienación...? La gente se aliena hoy en día con cualquier vulgaridad, con cualquier partido Político o con cualquier moda. Vengan y vean por ejemplo en las fábricas Alemanas cómo el ser humano está alienado y ha perdido su identidad y dignidad. Griegos, Turcos, Italianos, Rusos, todos produciendo y llenando de cacharros el mundo. Entérense, el peligroso IV Reich alemán es ya una realidad.

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  3. .. quieren un iv reich o quieren de Nuevo un comunismo que acabo por igual con millones de seres humanos, es solo cuestion de una cruel decision ,, a tomar

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