A lo largo de los años he tenido buenos maestros cuyo recuerdo permanecerá imborrable en mi memoria, maestros que han hecho de mí un hombre preparado e instruido, y que además me han aportado valores que han hecho de mi mejor persona. Otros profesores han sido nefastos y su recuerdo se lo llevará la primera ráfaga de viento que pase, cual hojas secas en otoño. Pero tú, Gabo, has sido el mejor maestro que haya podido tener, aún sin conocerte. A través de tus libros, de tus artículos, de tus letras, has impregnado mi ser de un saber literario sin paragón. Gracias a ti he convertido un sano entretenimiento en una forma de vida, gracias a ti escribo como lo hago, inspirado en tus líneas y con el recuerdo siempre vivo del coronel Aureliano Buendía, de Macondo, de Santiago Nasar o de Cayetano Delaura. Por todo lo que has aportado a mi saber literario, a mi forma de escribir y de pensar, quiero llamarte maestro, pues realmente lo has sido para mí. Gracias Gabo.
Feliz octogésimo quinto cumpleaños
Espero que cumplas muchos más
Pablo
Que así sea, que cumpla muchos más. Y nosotros, que lo disfrutemos.
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