Cuando te recuerdo, no puedo evitar entristecerme, y sin embargo, tampoco puedo evitar sonreir. Sonrío porque es una tristeza nostálgica; la tristeza de tener la certeza de no volverte a ver jamás, y ,sin embargo, saber que sigues tan vivo dentro de mi. Es duro recordarte, pero, también es placentero. Cuando te recuerdo desearía abrazarte y pedirte que me contaras tus historias, aquellas que tantas veces no escuché, aquellas que tantas veces te esforzarte en contarme. Me gustaría que jugases conmigo como cuando era pequeño, que me cuidaras y me consolaras como cuando me caía; que, incluso estando enfermo, te levantases de la cama si me escuchabas llorar. Te añoro, y es triste saber que nada de eso volverá. Me faltas, pero no puedo evitar sonreír al recordar todo esto, porque me diste tantas cosas, tanto amor, tantos recuerdos felices, una infancia tan dichosa, me diste sentimientos que solo un abuelo sabe dar, sentimientos tan grande que las palabras faltan, y eso tiene no puede entristecerme. Esa calidez al recordar como me mirabas, como me abrazabas, como hacíamos mil cosas juntos, como me dabas la mano para llevarme a cualquier lado. Esa atención, esa dedicación, eso no puede entristecerme. Y al recordar todo esto, abuelo, vives en mi. Al recordarlo hago que vuelvas a mirarme, que vuelvas a transmitirme con esos profundos ojos azules sentimientos labrados durante noventa años. Al recordarte, querido abuelo, eres inmortal.
lunes, 31 de octubre de 2011
Recuerdos
Cuando te recuerdo, no puedo evitar entristecerme, y sin embargo, tampoco puedo evitar sonreir. Sonrío porque es una tristeza nostálgica; la tristeza de tener la certeza de no volverte a ver jamás, y ,sin embargo, saber que sigues tan vivo dentro de mi. Es duro recordarte, pero, también es placentero. Cuando te recuerdo desearía abrazarte y pedirte que me contaras tus historias, aquellas que tantas veces no escuché, aquellas que tantas veces te esforzarte en contarme. Me gustaría que jugases conmigo como cuando era pequeño, que me cuidaras y me consolaras como cuando me caía; que, incluso estando enfermo, te levantases de la cama si me escuchabas llorar. Te añoro, y es triste saber que nada de eso volverá. Me faltas, pero no puedo evitar sonreír al recordar todo esto, porque me diste tantas cosas, tanto amor, tantos recuerdos felices, una infancia tan dichosa, me diste sentimientos que solo un abuelo sabe dar, sentimientos tan grande que las palabras faltan, y eso tiene no puede entristecerme. Esa calidez al recordar como me mirabas, como me abrazabas, como hacíamos mil cosas juntos, como me dabas la mano para llevarme a cualquier lado. Esa atención, esa dedicación, eso no puede entristecerme. Y al recordar todo esto, abuelo, vives en mi. Al recordarlo hago que vuelvas a mirarme, que vuelvas a transmitirme con esos profundos ojos azules sentimientos labrados durante noventa años. Al recordarte, querido abuelo, eres inmortal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario