viernes, 28 de octubre de 2011

La caída del Imperio de Occidente

 El Imperio de Occidente llega a su ocaso, no hay más que mirar un poco para entenderlo, para saber que las crisis, no solo económicas, sino políticas, sociales, culturales e ideológicas, son el preludio de la caída del gigante herido por mil enemigos, de los cuales muchos son internos. La decadencia del imperio que durante cientos de años, en forma de diferentes entidades nacionales, ha regido el mundo, parece clara; la hegemonía de Occidente está acabando.

Pero esta decadencia no es fruto de la casualidad, esta decadencia ha sido labrada por codiciosos y corruptos, por ineptos e inútiles, por la más asquerosa morralla de la sociedad. Como pasara en el Imperio Romano, los generales de nuestra época, que no son otros que los grandes empresarios, han colocado a sus legiones de billetes alrededor de un Senado viejo, obsoleto y corrupto, falto de valores e ideologías, y han tomado el poder, maquillandolo con una falsa legalidad democrática.

Esta toma de poder no es para mejor, estos generales no son gloriosos Cesares, sino que son generales bárbaros, germanos, al mando de saqueadores, violadores de derechos y asesinos de sueños. Lo que estos generales no ven es que el poder que ya tienen no puede mantenerse en esa simbiosis Estado-capital, están condenando a occidente y a ellos mismos a caer en una oscuridad comparable a la Edad Media, y esto es constatable a nivel social. No solo la economía se está yendo a pique, los valores culturales y sociales también, pues vivimos en una sociedad donde es más importante una analfabeta desvergonzada que un premio nobel, en una sociedad donde cobra más una persona que le da patadas a un balón que un profesor universitario, un médico o un ingeniero, donde son más populares programas televisivos de gente gritándose que los libros o el cine, en definitiva, estamos acudiendo a una degeneración de la sociedad a pasos agigantados, fomentado por esos generales que manejan a los títeres del gobierno para poder controlarnos fácilmente cual borregos, para que trabajemos sin rechistar.

¿Soluciones a esto? Pocas hay, sin duda, pero aun no está todo perdido, siempre que la oscuridad amenace con devastarlo todo habrá mentes lúcidas dispuestas a luchar contra ella, pero debemos despertar de este letargo, debemos levantar la vista y alzar la voz, apoyar a esas mentes, por los medios que sea necesario, más vale una batalla perdida pero luchada que quedarnos agazapados en nuestros escondrijos. 



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