viernes, 24 de febrero de 2012

Cuando la suerte se va...

...y los sueños mueren las fuerzas flaquean. Cuando la suerte se va, y con ella arrastra toda la voluntad de un cuerpo con más cicatrices que heridas, comprendes que nada en el mundo es infinito. Comprendes también que nada viene solo, que cada hecho parece escoltarse con otros de su mismo cariz, y te asaltan uno tras otro haciendo flaquear la entereza de un alma acostumbrada a luchar y a ganar. 

La suerte aciaga quiebra la felicidad a la que estabas acostumbrado, destruye los sueños construidos sobre el aire y edificados con nubes, los lances desfavorables del destino asesinan las esperanzas y anhelos de los buenos corazones y echan por tierra los duros esfuerzos de los laboriosos hombres de bien. 

Destrozado y hundido vagas por los escombros nubosos pisando el aire y llorando sin lágrimas en los ojos. Contemplas tu obra destruida, hecha añicos por las adversas circunstancias de una realidad que nos abruma con su inexorable avance. Sientes que mueres muchas veces sin que tu incansable corazón deje de bombear negra sangre por tus venas. Y, cuando piensas que puedes empezar a curar tus heridas, la vida te vuelve a golpear con contundencia, destruyendo las nuevas nubes sobre el renovado aire, desgarrándote la piel del alma y abriendo las heridas que comenzaban a cerrarse, penetrando cual afilada y fría hoja por nuevos y recónditos lugares de tu ser. 

¿Qué queda entonces para una persona maltratada en exceso? La fuerza si se es valiente, el amor si se tiene, el alcohol si se quiere...

3 comentarios:

  1. Pues, por triste que resulte, así es. Real como la vida misma.

    ResponderEliminar
  2. Entonces, amigo mio, es cuando debes de darte cuenta de que el aire no es un buen lugar para edificar y que las nubes no es el material adecuado, entonces, es cuando te paras a pensar, y buscas nuevos materiales, las nubes, solo deben de servir para proyectar sueños, no para vivir en ellas, son húmedas, y solo trasportan frío y tempestades, los sueños, solo sirven para soñar, no para vivir, hay que luchar por algo real, por algo que te provoque heridas al construir, que te desgaste por dentro, que te cueste levantar, que te de, la certeza, de que, pase lo que pase, seguirá en pie, y que aguantará tempestades, ninguna causa está perdida, mientras haya un insensato luchando por ella, ningún sueño es ideal, hasta que no se traspase a la realidad, soñar, sirve, soñar, es necesario, pero recuerda, que con los sueños, no se pagan facturas, hay que dejar de lamentarse, hay que levantarse, mas fuerte, y repasar que hemos hecho mal para haber caído, y una vez en pie, hay que visualizar la meta y llegar hasta ella, y que solo la satisfacción tuya sea la única recompensa esperada por ti, olvida las nubes amigo mio, en la tierra, tienes mucho trabajo que hacer...un abrazo, cuídate mucho

    ResponderEliminar
  3. Para mi las nubes son el proyecto de los ladrillos y el aire el proyecto del suelo. Quiero construir una realidad idónea, pero sería un necio si empezase a construir la catedral de mi vida sin haber hecho los planos. Eso son mis nubes y mi aire, los planos de una vida por vivir. Sin embargo, fuerzas que están más allá de mi esfuerzo hacen que no pueda pagar los ladrillos y que el suelo sea cenagoso e impracticable para la construcción. Es entonces cuando piensas que tu proyecto es irrealizable porque al sueño le faltan los materiales para hacerse realidad. Pero no te preocupes, soy valiente y tengo amor, y un trago nunca viene mal. Cuídate tu también, y recuerda una cosa: la vida nunca cierra una puerta sin abrir otra.

    Un abrazo tocayo

    ResponderEliminar