sábado, 26 de noviembre de 2011

El amor, caballero y rufián

Andas perdido en la oscuridad de la soledad infinita, rodeado de luces y sombras, lejanos destellos de brillantez con cercanos compañeros de oscuridad se mezclan a tu alrededor. Caminas solo sin que nadie pueda más que acompañarte a cierta distancia, siguiendo tu camino pero sin seguirte a ti, y sin tu seguir el suyo. Intentas buscar camaradas de viaje con los que paliar tu soledad, pero casi nunca hay viajeros apropiados. La soledad puede tornarse entonces apetecible, perfecta en su concepto, infinita en su esencia, pero no es más que un espejismo de un alma que empieza a rendirse. Y en ese proceso de rendición el ser se desespera, se consume mientras se está rindiendo, muere muchas veces cuando aun sigue respirando, desea algo que el mundo tiene y a él le es negado.



Más imposible es rendirse a la soledad, solo se claudica ante ella cuando la locura, en su infinita bondad, se adueña de la cabeza y del corazón del triste solitario. Aunque pienses que el Sol cada mañana saldrá solo para ti, aunque pienses que esa cama no conocerá el amor, aunque no veas el firmamento reflejado en una mirada tierna, en lo profundo de tu ser sabes que necesitas a alguien. Y cuando ese alguien aparezca derribará los más altos y gruesos muros, derrotará a ejércitos enteros, y se adueñará de tal forma de tu corazón que la soledad solo será un triste recuerdo de una época vacía.

Nadie es capaz de escapar a las dulces garras de ese fulano llamado amor. Ni los más valientes y veteranos soldados de la soledad son capaces de esquivar sus rápidas y precisas estocadas, sus disparos certeros, sus bombas devastadoras. Al principio, cual bisoño recluta, la magnitud de su esencia y la belleza de su forma seducirán tu corazón. Cuando el fracaso acuda en forma de dolorosa derrota o de victoria paupérrima irás curtiendo el alma, llenándola de cicatrices. Cuando tu alma veterana, decepcionada con los lances del destino, prefiera la soledad a las posibilidades de una nueva derrota, aparecerá aquella que derrumba muros, de puntería certera y mirada tierna, aquella alma que acariciará cicatrices y cerrará heridas que aun sangran.

Y entonces todo parecerá perfecto, sabrás que has encontrado un compañero que viaja a tu par, alguien que lucha a tu lado contra la soledad. Y junto a esa persona idílica, reflejo de las maravillas de la vida, vendrá ese bellaco del amor, tan sediento de buenos como de malos lances. Y si a tal rufián dejases que se apodere de esa armonía de dos almas, pronto la perfección se resquebrajaría y el villano se apoderaría de los restos de dos seres rotos. Sin embargo, si compensas el amor con otros sentimientos, con otras sensaciones, con complicidad, entonces el rufián torna en caballero universal. Y mientras el caballero del amor, al frente de su corte de sentimientos y bajo el pabellón de la complicidad, cuide de la unión de dos almas, esta será inmortal.

Es entonces cuando el corazón descansa y el alma se cura, cuando la soledad es desterrada del ser y la armonía es perfecta, cuando los sueños son reales, cuando el universo infinito se refleja en una mirada, cuando el Sol solo calienta junto a esa persona y las sabanas huelen a amor y rosas. Es entonces cuando podrán venir las adversidades más grandes, los problemas más serios, que mientras en un ser dos almas fluyan nada habrá que no pueda superarse.

El amor, caballero y rufián, tarde o temprano te llegará, y en la mayoría de los casos será rufián, pero cuando el caballero aparezca junto a esa dama celestial, toda herida, toda derrota, todo el sufrimiento, todas esas noches de soledad, serán solo un triste recuerdo. Y cuando conozcas al caballero tanto como para apreciarlo, sabrás que merece la pena haber padecido mil rufianes si tan solo uno de ellos se torna en caballero y trae consigo a la anhelada dama de tus sueños.

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Ella

1 comentario:

  1. MUY BUEN ARTICULO, ES LA PURA VERDAD CONTADA DE UNA FORMA TAN POETICA.. QUE EMBRIAGA MIS SENTIDOS.

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